
A principios de 2022, las imágenes de grandes cantidades de desechos textiles vertidos en el desierto de Atacama fueron noticia en todo el mundo.
Según reseña el diario El País, cada año se venden en Chile unas 59.000 toneladas de ropa de segunda mano, de las cuales se tira alrededor del 40% de la mercancía importada.
Factores como la baja calidad y el carácter perecedero, así como los bajos precios que ofrecen algunos comerciantes por ropa aparentemente a la moda, son temas que han preocupado a los activistas medioambientales y a los grupos académicos de consumidores.
Y es que durante los últimos años se ha evidenciado drásticamente el impacto que genera la moda en el planeta. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), esta industria es responsable del 20% de las aguas residuales y del desperdicio a nivel mundial.
Sumado a ello, la producción de ropa provoca, aproximadamente, el 10% de las emisiones globales de gases efecto invernadero. Esta situación ha llevado a que las personas y las empresas generen conciencia y tomen medidas.
Los empresarios buscan reducir la contaminación a través del reciclaje de ropa usada. Así se puede observar en las iniciativas y convocatorias que han protagonizado grandes retails a nivel nacional como el caso de Paris, Falabella, Corona, entre otros, quienes han apostado por incluir la moda y la economía circular para reducir la cantidad de residuos destinados a relleno sanitario.
Arroparnos con lo sostenible
Otras empresas que se han sumado a tal movimiento son Travieso y Ecocitex. La primera de ellas convoca a los internautas a reutilizar cada prenda de la mejor manera posible para que no acabe en la basura.
Bajo este modelo, las personas pueden donar, intercambiar o comprar ropa reciclada para reducir su impacto ambiental, logrando acopiar unos 400 kilos de ropa mensualmente.
Por su parte Ecocitex se dedica a proveer lana recolectada y reciclada en Chile a partir de ropa vieja, con el objetivo de eliminar desperdicios textiles sin el uso de agua ni colorantes. En la actualidad reciben alrededor de 8 toneladas cada mes, aunque solo se pueden reciclar 4-5 toneladas.
Esta tendencia está cada vez más presente, pero ¿cómo el marketing sostenible ha ayudado a masificar dicho fenómeno dentro del ecosistema empresarial en todo el mundo en tiempos tan aciagos?
Las secuelas del Covid-19 aún están latentes, evidenciando la necesidad de pasar de un modelo de economía lineal a uno circular, como parte de la transición en las tendencias de consumo, marcada por una mayor responsabilidad ambiental.
Este cambio en la trayectoria transgrede algunas convenciones sociales. Por un lado, la proliferación de consumidores con actitud introvertida en sus decisiones de compra producto de sus consideraciones ambientales, sociales y económicas; mientras que paralelamente las empresas analizan el impacto ambiental generado por los procesos productivos.
A lo largo de los años, los hábitos de consumo han representado un cambio en el contexto social. En este sentido, la conciencia ambiental asumida por los usuarios durante la pandemia, se ha visto reflejado en el comportamiento de compra, una preferencia por productos y servicios más sostenibles.
Dicha tendencia demuestra además un impacto favorable en el medio ambiente, dando lugar al nacimiento del consumidor verde: persona que exhibe un comportamiento respetuoso y ambientalmente responsable, que tienden a elegir productos ecológicos que contribuyen al cuidado medio ambiente y consumo saludable.
Este tipo de actitudes conducen a compras que generan menos desperdicios y una mayor reutilización de materiales en los procesos de producción.
Economía Circular: el nuevo modelo empresarial
Con una marcada tendencia a seguir por parte de los consumidores, las empresas están asumiendo modelos de negocios basados en economía circular; de hecho, instituciones de diferentes rubros están optando por comprometerse con el medio ambiente y adoptar una postura responsable de cara a los próximos años.
En este contexto, los modelos de producción sustentable se enfocan en el uso eficiente de los recursos y el reciclaje de buena parte de sus materias primas.
La oportuna interpretación por parte de las empresas, del claro mensaje manifiesto por los consumidores, ha permitido a las marcas reposicionarse para adaptarse a los patrones del mercado, lo que repercute en las estrategias de marketing que visibilizan la conciencia ambiental asumida dentro de los procesos de producción y políticas comerciales.
Vestidos a la moda y la economía circular: Acciones de cambio
El caso del retail es un ejemplo actual para graficar tales tendencias. Las cifras en torno al boom de esta industria son irrefutables: 118 millones de consumidores compraron o vendieron una prenda usada en 2021, en comparación con los 36,2 millones de 2020.
Según estimaciones, para 2025 se prevé que el mercado de ropa usada tendrá un valor de 77.000 millones de dólares. Así lo reveló la compañía ThredUp en un informe.
Lo anterior ha provocado la implementación de nuevos modelos de negocio dentro de los principales exponentes en Chile. París, por ejemplo, desde finales de 2021 compra y vende ropa de segunda mano en alianza con importantes startups.
Esta compañía promueve conceptos como la moda sustentable por medio de proyectos como ‘Larga Vida a las Zapatillas’, ‘Juguete x Juguete’ y ‘Ropa x Ropa’.
De igual manera, Falabella se ha propuesto extender la vida útil de las prendas de vestir con la campaña ‘Dale una segunda vida a tu ropa’. La iniciativa contempla la posibilidad de reutilizar, renovar y transformar ropa a través de opciones que estarán disponibles en tiendas.
Asimismo, incluye los espacios ‘Taller F’ dentro de 13 tiendas de Falabella, en donde los clientes pueden acceder a servicios de renovación de sus prendas: parches, cortes de prendas, estampados, bordados, arreglo de roturas, deshilachados, sacado de mangas en chaquetas; transformación de jeans skinny a flare, entre otros.
De esta forma, se puede alargar la vida útil del guardarropa personal, con la opción de darle un sello único y personalizado.
Por su parte, Corona suma más de 50 nuevos puntos de reciclaje de prendas de vestir desde abril de 2022, comprometiéndose con una meta de cero residuos operacionales de rellenos sanitarios para el año 2030.
A modo de cierre, la moda y la economía circular está conquistando el mercado y es probable que en un futuro, no muy lejano, gran porcentaje de empresas la comiencen a implementar para optimizar costos, reducir la producción de desechos y contribuir al cuidado del medio ambiente, mejorando el entorno de las personas y el planeta.