¿Te ha pasado que tienes afinidad con una marca por la forma en que comunica, pero cuando estableces una relación con ella, la experiencia no resulta como esperabas? Esto es algo que conversamos con Alejandro Reyes y llegamos a algunas hipótesis interesantes que queremos compartir.
¿Quién es Alejandro?
Es socio director de ÁUREA, Coach Ontológico y Facilitador de aprendizaje experiencial y de procesos culturales adaptativos. Además de ser parte de esta empresa (partners de GrowBetter), se ha convertido en un gran amigo gracias a su entrega y dedicación, ayudando a nuestro equipo a fortalecer distintas prácticas y metodologías de gobernanza ágil.
La importancia de la adaptabilidad
En nuestra conversación, Alejandro nos compartió la idea de que las condiciones de vida generan lógicas adaptativas, donde el desarrollo, incorporación o descarte de ciertas prácticas nos permite desenvolvernos mejor con el entorno.
“Descartamos, incorporamos, copiamos y desarrollamos nuevas formas y capacidades para poder vernos de manera más sensible al entorno, que está en permanente cambio. La adaptabilidad es el resultado de ese ajuste, un equilibrio dinámico en movimiento”.
Muchas organizaciones no cuestionan suficientemente sus dinámicas y, cuando una marca no cumple con lo que promete, puede generar frustración en los clientes y en su propio equipo.
Coherencia en la experiencia del cliente
Si una marca dice ser algo distinto a lo que realmente entrega, puede provocar una mala experiencia. Este es un error costoso que no se soluciona solo con cambios en el marketing, sino con una adaptación organizacional coherente.
Hemos definido estrategias de marketing con un cliente ideal, estableciendo canales, tono de comunicación y call to action, pero si el canal de ventas no refleja esa coherencia, la estrategia pierde efectividad.
Es fundamental preguntarse:
- ¿Cuál es mi contexto actual?
- ¿Estoy logrando mis objetivos comerciales de manera satisfactoria para clientes y proveedores?
- ¿Cuál es la dificultad que me impide lograrlo?
- ¿Tenemos todos las mismas metas?
La Adaptación Cultural como detonante
La adaptabilidad surge cuando un entorno presenta dificultades que afectan las expectativas de los involucrados. Identificar estas brechas nos permite explorar nuevas posibilidades.
“Cuando la práctica acierta y se sostiene, se habla de adaptación”. – Alejandro Reyes
La adaptación cultural se da cuando aceptamos nuevas prácticas, identificamos brechas y evolucionamos de forma constante.
Evolución permanente
“La adaptación cultural es un emergente continuo. Necesito estar atento a mis sensaciones y tensiones para poder identificar brechas y hacernos cargo de ellas”.
Adaptarse implica desarrollar, adquirir e incorporar nuevas herramientas, pero también descartar algunas. Este proceso permite evolucionar de forma efectiva ante los cambios.
Para enfrentar estos cambios, es clave analizar:
- ¿Dónde estamos?
- ¿Dónde queremos estar?
- ¿Qué condiciones necesitamos para asumir el cambio?
La Adaptabilidad en las organizaciones
Un proceso de acompañamiento ayuda a integrar metodologías como la Sociocracia 3.0, facilitando la gestión de tensiones:
- Demarcar lo que tenemos.
- Identificar la necesidad que nos mueve.
- Definir cómo hacernos cargo.
- Aplicar procesos iterativos de adaptación.
Este proceso permite evaluar qué herramientas y metodologías funcionan mejor, generando estrategias alineadas con la realidad emergente.
Modelo de organizaciones vivas
El modelo de ÁUREA ayuda a comprender cómo la adaptación cultural impacta a una organización:
- Identificar insights y reconocer brechas.
- Proyectar cambios deseados.
- Desarrollar nuevas competencias.
- Vincular personas y colectivo.
- Construir una cultura alineada con el propósito organizacional.

Marketing sostenible y ético
Para construir organizaciones sostenibles, es crucial generar impacto positivo. El marketing debe ser transparente y honesto, solucionando problemas en lugar de crear necesidades artificiales.
Cuando un equipo humano está comprometido con un propósito y cree en la organización, la experiencia del cliente mejora y se fortalece la conexión con la marca.
La adaptabilidad cultural es clave para un marketing ético y con mayor engagement de clientes y colaboradores.